La Secretaría Nacional de Cultura entregó fotografías de las obras de la artista plática, Ofelia Echagüe (1904-1987) al Instituto Superior de Bellas Artes (ISBA) durante un acto realizado en el despacho del ministro de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), Rubén Capdevila.
La entrega de estas obras se enmarca en el Convenio de Cooperación Interinstitucional entre ambas instituciones, y a la vez, como un homenaje a una de las mujeres pioneras del arte paraguayo.
En ese sentido, el ministro Capdevila, quien hizo entrega al director del ISBA, Carlos Piñánez, explicó que se realizarán exposiciones itinerantes para fomentar el conocimiento del arte nacional, y adelantó que la primera exposición se realizará en el marco de la Semana de la Cultura, y posteriormente, recorrerá el país.
Así también, mencionó que en base a la experiencia que otorgue esta primera muestra itinerante, se trabajarán en otras exposiciones en base al acervo que posee el Museo Nacional de Bellas Artes y de otros museos del Paraguay.
Por su parte, el Director Carlos Piñánez destacó que el lugar que posee actualmente el arte dentro de la agenda del Poder Ejecutivo, y mencionó que con ayuda de la SNC se realizarán trabajos para recuperar del olvido las obras de arte de artistas paraguayos.
En referencia a la artista Ofelia Echagüe, mencionó que es una de las primeras egresadas del ISBA, y se destacó por pintar la belleza del desnudo femenino.
“Una mujer con mucho coraje por animarse a hacer lo que nadie quería mostrar, la vestimenta era muy conservadora. Ofelia Echagüe era una artista adelantada en su tiempo, una pionera en el arte del desnudo”, recalcó.
Las imágenes entregadas tienen un tamaño de 1×1 m y pertenecen al trabajo de investigación y registro de las obras de Ofelia Echagüe, realizada por los docentes artistas Tania Banks y Gustavo Benítez, con el propósito de divulgar el trabajo de esta destacada artista y posicionarla entre las mejores de su época, siendo su temática preferida la figura humana y, dentro de ella, el desnudo femenino.
Sobre la artista
Ofelia Echagüe Vera, pintora y docente, es considerada como el punto de partida de una nueva etapa que cambia el papel de la mujer en las artes plásticas paraguayas.
Nació en Asunción en 1904. Comenzó estudiando en su ciudad natal con Héctor Da Ponte, Modesto Delgado Rodas, Pablo Alborno y Adán Kunos, y luego se trasladó becada a Montevideo (Uruguay) donde definió su formación con estudios realizados bajo la dirección del profesor Domingo Bazzurro (1939-1941) y de los profesores Alfredo Guido y Emilio Centurión, de Buenos Aires, donde se graduó en la celebérrima Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación “Ernesto de la Cárcova”, de la capital porteña.
Acerca de su creación señala Ticio Escobar en su exhaustivo y formidable tratado “Una interpretación de las artes visuales en el Paraguay”: Su mejor obra creativa la realiza en el período inmediato a su vuelta al país y durante pocos años. En su exposición en el Club Centenario, la primera individual, en 1946, ya están definidas las características fundamentales de su pintura: buena factura técnica, figuras rotundas de presencia escultórica, organización meditada del espacio en planos y volúmenes, fuerte sentido de la expresión y preferencia por el tema del desnudo femenino.
El desnudo es para ella “un problema pictórico de máxima jerarquía” que plantea siempre la cuestión de la organización y el equilibrio. Pero es indudable que estas preocupaciones formales no le llevan a descuidar la expresión de ciertos contenidos que, en muchas de sus obras, aparecen ligados a determinada problemática de tipo existencial.
Su buena técnica retratística, que le permite el manejo de la intensa expresividad del rostro, y la ubicación de figuras solitarias en modestas habitaciones vueltas casi sórdidas por la luz y la composición, dan un sentido general de cierta desolación, un sentimiento vago de angustia”.
Y agrega: “La obra de Ofelia Echagüe, desarrollada básicamente en la década del ’40, anuncia algunas de las cuestiones pictóricas fundamentales de la década siguiente… Su obra, fuertemente signada por la enseñanza de sus maestros porteños, especialmente Centurión, tiende a una organización plástica que subraya la construcción, pero esta insistencia en los aspectos formales no implica menoscabo de lo expresivo. Aunque sus macizos personajes se estructuran en composiciones cuidadosas y meditadas que delatan la influencia del posimpresionismo rioplatense, tienen una indudable carga de significados relativos a la problemática existencial del hombre; siempre hay un fondo de soledad y desesperanza en sus ambientes semivacios invadidos por luces crudas, un sentido de incomunicación instalado entre sus mujeres de cuerpos duros y miradas ausentes”.
De vuelta al país se dedica a la enseñanza, siendo célebres sus clases en el Ateneo Paraguayo, primero, y en la Escuela de Bellas Artes, después, por la solidez de los conceptos y el rigor con que supo guiar a los muchos creadores que pasa-ron por sus aulas, plenas de libertad y vuelo artístico.
Falleció en Asunción en 1987.