Vladimir Velázquez Moreira[1]
El clientelismo es “un cáncer de las democracias latinoamericanas”, el cual, en complicidad con la perversa “des-regulación del mercado”, interfiere con las transformaciones de las ciudades y de la cultura política.
Fue el mensaje certero de Inti Muñoz Santini, Director General del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México (centrohistorico.df.gob.mx), la cual ha logrado “pasar de ser la ciudad más violenta del país a la más segura, gracias a la continuidad de una política pública a lo largo de más de 15 años”.
El Centro Histórico del Distrito Federal (D.F.)
Es el centro histórico más grande del continente americano, el principal espacio público del país y el lugar que más identifica a la heterogénea población mexicana. “Es el lugar donde se puede construir la ciudad del futuro”, destaca Muñoz Santini, en el marco de la ponencia presentada en el XII Encuentro de Manejo y Gestión de Centros Históricos, que tiene lugar en estos días en La Habana Vieja, Cuba.
La experiencia mexicana es referencial para otras ciudades de América Latina y el Caribe. El D.F. ejecuta actualmente su “Plan Integral de Manejo del Centro Histórico”, en cuyo marco más de 20.000 comerciantes ambulantes fueron reubicados y se promueve una fuerte estrategia de incentivo para “volver a vivir al centro”.
En este proceso, resulta fundamental el “papel transformador del espacio público”, aclara el director del Fideicomiso del Centro Histórico del D.F., como lugar de reunión, diálogo, organización y expresión ciudadana.
No es casual – nos decimos – que actores reaccionarios tengan una “ágora-fobia urbana” (temor al espacio público), parafraseando a Jordi Borja. La cultura política autoritaria del Paraguay sabe de eso: no en vano, durante mucho tiempo, “la calle fue de la policía”.
Caminos de cambio
Ante el clientelismo que corroe y fragmenta el sistema social, la expansión de iniciativas que distorsionan la búsqueda legítima de lucro, al rechazar toda regulación; la profundización de las desigualdades sociales y de la pobreza, Muñoz Santini sostiene que “el fortalecimiento del espacio público y la promoción de las expresiones de las nuevas generaciones”, son estrategias fecundas para renovar la cultura política. La ciudad requiere de relaciones ciudadanas, pareciera decirnos.
“¿Qué pasaría si en la ciudad de México, que produce diariamente 12 millones de toneladas de basura, re-estructuramos su gestión, aprovechando metodologías y tecnologías gestadas localmente, involucrando a organizaciones comunitarias?”, se pregunta el mexicano.
¿Y que pasaría si combináramos la re-invención de las ciudades históricas, la ampliación de los espacios públicos y la cooperación entre ciudades?, se preguntaba un auditorio latinoamericano, numeroso y diverso, en plena Habana Vieja.
[1] Director General de Gabinete de la Secretaría Nacional de Cultura de Paraguay: vvelazquez@cultura.gov.py
