En la tarde de este domingo 22 de enero se despidió de la vida terrenal a quien fuera Directora del Museo Casa de la Independencia, Juana Adela (Yany) Oliveira y Silva, eximia funcionaria de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), fallecida el pasado sábado 21.
“Cuando se despide a una persona que tuvo una proyección fuerte en la escena pública del país, y por qué no, en su historia, al dolor de la pérdida se contrapone el honor de haberla conocido y tratado, así como la satisfacción de su deber cumplido y la certidumbre de una trayectoria cabal y entera”, expresó el Director General de Bienes y Servicios Culturales, Osvaldo Salerno, durante la inhumación de los restos de la mencionada funcionaria en el cementerio Jardín de la Paz.
“Despedir a Yany Oliveira es decir adiós a una gran promotora cultural: la Directora, la custodia, el alma del Museo de la Casa de la Independencia del Paraguay… Yany supo siempre estar a la altura de esa misión honrosa. Y lo hizo no sólo con sentido ético, inclaudicable, del deber a la Patria, sino con su propia entrega personal: su compromiso renovado día a día durante muchos años con la institución a la que ofreció lo mejor de sí y de su tiempo”, prosiguió el Director General, quien dedicó unas palabras en homenaje a la difunta tanto en nombre del titular de la Secretaría Nacional de Cultura, Fernando Griffith, como a título personal.
“Yany era cuidadosa no sólo con el sentido casi mítico de la Casa, sino con los pequeños pormenores de su aseo y su buena presencia, el cuidado del pequeño jardín, el esmero en la exhibición de las piezas, la manera gentil de atender a las autoridades, a la ciudadanía, al visitante extranjero, a los estudiantes y curiosos que se acercaban a la casa tras intereses distintos”, sostuvo Salerno al referirse a la dedicación que sobrepasaba los límites de responsabilidad del cargo que dignamente llevaba la Directora Yany.
“Tuve el privilegio de acceder no sólo al lado impecable del cargo de Directora de esta Casa sino al lado humano, que contempla la abstracción de ese puesto severo con la carga humana de quien involucra sus afectos en la misión que la desvela. La generosidad de su persona para sus amigos –entre quienes, con honra, me incluyo- sus compañeros de tareas, la audiencia y sus propios parientes, hacía que el mundo personal estuviera comprometido en su causa, sin interponer intereses individuales de ningún tipo; más bien, sumándolos para el bien de la Casa de la Independencia que es metáfora del bien común de nuestro país”.
Finalmente, expresó “Estoy seguro que nadie podrá desmentirme si, hablando en nombre de todos, rindo un homenaje a Yany. Y en representación de la Secretaría Nacional de Cultura, ofrezco el respeto, el tributo y las gracias del Paraguay por su labor cumplida con altura, honestidad y entrega personal. Su memoria la mantendrá siempre presente en esta casa, en el centro del espacio simbólico más potente de nuestra patria”.
